A raíz de los sucesos del Congreso, con Celia Villalobos en plan malvada madrina, he oído a varias personas exclamar que esto no es una democracia. Y es cierto: formalmente existen partidos políticos (unos más que otros) y votamos cada cuatro años (y no pidáis más), pero en realidad el sistema no está diseñado para que ocurra una democracia real, sino para salvaguardar a la Nación-Estado.
Para entenderlo, os recomiendo que releáis el trilema de Rodrik, pero por simplificar: entre democracia, estado-nación (pongamos que hablo de España) y globalización (en la versión financiera y fiscal, obviously), sólo existen tres posibles combinaciones de pares entre las que debe elegir el Gobierno español:
- Democracia y soberanía nacional: simplemente no cabe esperar que la UE, los mercados internacionales, y sobre todo los acreedores de la deuda española, permitan sin lucha que los españoles decidamos sobre nuestra deuda, y para ello tienen a nuestros gobiernos (recordad a Zapatero en septiembre de 2011) cogidos por los órganos financieros.
- Democracia e internacionalidad: implica el debilitamiento del Estado-Nación, y por tanto de su Gobierno. No esperemos que la mayoría absoluta del PP esté de acuerdo con ello.
- Internacionalidad y Estado-Nación: requiere de un necesario recorte de la democracia real para que el Gobierno pueda satisfacer las necesidades de mercados y acreedores internacionales, a cambio de su fortalecimiento y apoyo internacional a los dirigentes locales. Ha ocurrido en Grecia, y está ocurriendo en España.
Teniendo en cuenta el nivel ético de nuestro Presidente del Gobierno, no cabe esperar otra elección que la tercera. Ahora bien, ¿estamos dispuestos a ceder soberanía nacional a la Unión Europea a cambio de debilitar la capacidad del Estado español, profundizando en la democracia?
En unos meses vendrán las elecciones europeas, y podremos optar por partidos que propugnan una Unión Europea federal, otros que quieren que vuelva a ser el Mercado Común que fue (y entonces no era poco, ahora sí), y los de siempre que se conforman con desterrar allí a los mitos destronados que les molestan en casa.
¿Tomaremos una decisión, o votaremos lo de siempre?
#ReiniciaEuropao #FinDeLaCita. Toca elegir.
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Otras referencias al trilema de Rodrik en la prensa: