Durante el verano de 1950 se encontraban de cháchara unos cuantos físicos en el Laboratorio Nacional de Los Álamos, cuando cayeron en la debilidad de hablar de lo que estaba de moda: los platillos volantes y la posibilidad de vida extraterrestre. Como quienes estaban allí son de esos que en un eructo emiten más inteligencia en conjunto que un Consejo de Ministros en toda la sesión, la cosa acabó en una pregunta de lo más interesante. Fermi estimó que debían de existir en la galaxia (del Universo ni hablaron) unos cuantos millones de planetas habitables, que al menos unos cuantos miles deberían haber albergado civilizaciones avanzadas, y sin embargo no hay ni rastro. Una década más tarde, Drake llegó a la conclusión de que deberíamos ser capaces de detectar al menos diez civilizaciones avanzadas, pero hasta ahora la cosa se ha quedado en nada, cero, conjunto vacío, ni una.
Por tanto, la paradoja es que hay una alta probabilidad de que existan civilizaciones avanzadas, pero nuestra observación es que no las hay. Claro que hay una tercera posibilidad, pero que no resulta tan interesante desde el punto de vista analítico:
Una posible solución al enigma es que podrían existir obstáculos de aplicación universal que impedirían a las civilizaciones abandonar su planeta natal. Este planteamiento despertó mi imaginación y me puse a investigar cuales podrían ser los problemas que condujesen a situaciones de bloqueo para una civilización como la nuestra. El resultado es esta serie de artículos que he titulado genéricamente Buscando el Filtraco[1].
Antes de empezar con esta introducción quiero dejar constancia de que no considero esta investigación, ni sus resultados, más catastrofista que el hecho de comprar Almax cuando se prevé una linda resaca al día siguiente. Y sobre todo ha sido divertido para quien escribe, compartan los lectores (espero que haya más de uno) o no mi concepto de divertimento.
La paradoja de Fermi se enuncia formalmente como:
“La creencia común de que el Universo posee numerosas civilizaciones avanzadas tecnológicamente, combinada con nuestras observaciones que sugieren todo lo contrario es paradójica sugiriendo que nuestro conocimiento o nuestras observaciones son defectuosas o incompletas.”
En fin, se han enunciado muchas soluciones a la paradoja, pero la mayoría son de difícil comprobación, suenan a producto de cigarritos aromáticos, o simplemente no tienen sentido. Las más sólidas apuntan a algo muy sencillo: estuvieron, pero ya no. La duda es qué pudo ocurrir para que no llegaran a desarrollarse, o lo hicieran, pero desapareciesen antes de lanzar señales al espacio.
La teoría más extendida es la del Gran Filtro, según la cual las civilizaciones tarde o temprano alcanzan una singularidad[2] a la que no pueden sobrevivir. En aquellos tiempos Fermi y sus colegas estaban trabajando con energía atómica en el Proyecto Manhattan, así que pensaron que probablemente se trataba de la extinción por no saber controlar la tecnología. Desde luego es posible, pero es más probable que se equivocasen de tecnología.
A partir de aquí hay dos versiones.
La optimista dice que si el filtro se sitúa a niveles biológicos – células capaces de auto-reproducirse, organismos multicelulares, seres complejos… – ya lo tenemos hecho y bien hecho, y por tanto no hay nada que temer. Esta propuesta carece de interés para el análisis: es aburrida y poco creíble.
La visión pesimista predica que no, que si la vida no puede darse en una forma lo hará en otra, pero en cualquier caso la inteligencia – entendida como la comprensión del lugar ocupado en el entorno – no puede ser una anormalidad universal, por tanto, el filtro está todavía en el futuro. Ésta en cambio mola y suena divertida, además de razonable.
De esa parte iremos hablando, por ahora me voy a centrar en el cumplimiento de los requisitos – y las amenazas que acechan – que nos permitirían alcanzar el nivel tecnológico suficiente para dar el salto a otros mundos, siguiendo el razonamiento de Hawking que considera esta capacidad como una necesidad absoluta para la supervivencia:
«A pesar de que las probabilidades de que en un año determinado ocurra un desastre en la Tierra son bastante bajas, todo suma con el tiempo, y se hace casi una certeza en los próximos 1.000 o 10.000 años…. para entonces ya deberíamos habernos esparcido por el espacio y hacia otras estrellas, por lo que un desastre en la Tierra no significará el fin de la raza humana. Sin embargo, en al menos cien años no estableceremos colonias autosostenibles, así que tenemos que ser muy cuidadosos en este período«[3].
Para determinar los pasos a seguir, será útil hablar de la escala de Kardashov. Este astrofísico ruso estableció en 1964 una escala de medición de la capacidad tecnológica de una civilización: el tipo I domina la energía de su planeta de origen, el tipo II dispone de toda la energía de su sistema planetario (o lo que es lo mismo, de su estrella solar), y por fin el tipo III controla la energía de su galaxia. La especie humana andaría por el 0,72 y por tanto podría alcanzar el nivel I en este siglo. Si lo consiguiese habríamos avanzado un paso importante en la superación del Gran Filtro.
Claro, que lo contrario también es posible. En ese caso, creo que los optimistas se equivocarían y estaríamos hablando del probable fin de nuestra civilización, con el homo sapiens sapiens ya descabalgado de su centralidad en el esquema de las cosas pero todavía pululando por el planeta durante tiempo indefinido.
Siguiendo esta búsqueda y análisis de los obstáculos que podrían impedir a la humanidad alcanzar el tipo I de Kardashov nos veremos en el próximo capítulo, en el que empezaremos echando un vistazo al cuello de botella de Gaia.
Saludos.
[1] Filtraco: Gran Filtro en manchego.
[2] En mecánica, se entiende singularidad como posición o configuración de un mecanismo en el cual el comportamiento subsiguiente no puede ser predicho, o las fuerzas u otras magnitudes se vuelven infinitas o indeterminadas (fuente Wikipedia). Es decir, un punto espaciotemporal en el que la secuencia de eventos no puede ser explicada mediante las reglas conocidas.
[3] Si eso lo digo yo, me tacháis de catastrofista y pasáis del tema, como ocurrió con el artículo publicado en 2015 (Apocalíptica) despedida y cierre, pero si lo dice Stephen Hawking la cosa cambia y sale en portada de la (aun) prestigiosa BBC.
Reblogueó esto en Baladringy comentado:
Eso de la paradoja de Fermi – habiendo tantos planetas en el universo, que no nos haya contactado formalmente ni un extraterrestre – siempre me ha intrigado, teniendo en cuenta que yo me considero un prototipo de la raza que dejará obsoleta a la humanidad.
Creo que V.J. se ha metido en un jardín con esta búsqueda, pero merecerá la pena seguirlo mientras trata de encontrar al Wally maligno (o no, según se mire): el Gran Filtro que impedirá que también la humanidad colonice el espacio.
Veremos.
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