Y aquí finalizo esta serie, porque hay anécdotas que prefiero callarme. No os pienso contar mi sorpresa ante el público maduro femenino que congregamos el día que nos pusimos a jugar a volley en la playa (nudista) del Inglés, ni mis charlas alucinantes con oficiales de paisano que hubiesen adelantado por la derecha a Franco... Leer más →
Historias de la PM (5): blando y rojo
De cuando me gané fama de blando, y rojo por añadidura.
Historias de la PM (4): apatrullando el barrio chino
Anécdotas de cuando tocó apatrullar el barrio chino, que casualmente se interponía entre los cuarteles y la ciudad.
Historias de la PM (3): la guardia.
Tercer capítulo en el que se cuenta cómo el aburrimiento de las guardias llevaba al gamberrismo light.
Historias de la PM (2): así son las cosas.
Segundo día en la PM, en el que me cuentan hasta qué punto voy a pringar los nueve meses (si todo va bien) que me quedan de mili.
Historias de la PM (1): la recepción.
Tras el paso por el campamento y la jura de bandera, me enviaron a la Policía Militar - los populares PM o "Calimeros" - de Las Palmas. No fue una entrada gloriosa.
Historias de MI puta mili: (10) Últimas anécdotas.
Último capítulo dedicado al campamento de reclutas de MI puta mili. Incluyo un par de anécdotas referidas a mi capacidad atlética.
Historias de MI puta mili: (9) El desfile.
No solo los mandos gastaban putadas, también los compañeros bajo el convencimiento de que no los denunciarías.
Suerte que, por una vez, los mandos fueron comprensivos.
Historias de MI puta mili: (8) El día del reclutamiento.
¿Cómo nos vendían que por cuatro perras - que era lo que cobraban los soldados - ibas a tener aventuras sin fin? En los Cuerpos Especiales, obviamente.
Historias de MI puta mili: (7) Disciplinando reclutas listillos.
Cuando los mandos consideran que no tienes el espíritu lo suficientemente aguerrido, castrense y marcial, intentan doblegar al grupo, convertir a alguien en un paria, que marginemos a nuestros compañeros.
No siempre funciona.
Historias de MI puta mili: (6) Día de tiro con CETME
En todo el período de cuartel, sólo fuimos a tirar una vez, y lo comprendo. Incluso creo que esa vez sobraba.
Os lo cuento.
Historias de MI puta mili: (5) El alférez canijo y canoso
No te puedes fiar de los oficiales cuando eres un puñetero recluta de reemplazo, poco más que un cagallón en medio del monte.
Aquí os cuento cómo me pusieron en forma, muy a mi pesar.